miércoles, 14 de mayo de 2014

[e]_PUBLICACIÓN EN REVISTA

Hoy vengo con una lógica algo distinta que publiqué en una revista de feria el verano pasado. Es una pequeña historia en la que se van sucediendo una serie de inconvenientes en el día a día que por supuesto se resuelven con lógica. Es muy divertida, espero que os guste. Y...a pensar!




-Elena, ¿te vienes al bar?-gritó Minerva desde la puerta.
Sin pensarlo dos veces cogí unas moneditas y nos dispusimos a recorrer el largo larguísimo camino que hay desde mi casa al bar de Francis. No habíamos quedado con nadie, pero al final siempre te encuentras con todos, y más aún siendo los días previos a la feria, en los que el ambiente festivo ya se empieza a respirar.
Tomás, que estaba de relaciones públicas hablando con unos y con otros, se echó la mano al bolsillo y se dio cuenta de que…¡no tenía tabaco!
-“acho”, dame uno-le dijo a Isidro.
-¿Es que no te acuerdas que ya no fumo?-respondió Isidro- ¡Que soy un "tío sano"!
-¡Ay, es verdad! Sacaré un paquete de la máquina…
Tomás se metió la mano en el bolsillo y sacó una moneda que tenía de 2 euros. La introdujo una y otra vez en la máquina, pero parecía que aquella moneda estaba algo defectuosa.
-Auxi, a ver si puedes cambiarme esta moneda por otra de 2 euros, que la máquina no me la acepta-le dijo Tomás a la camarera.
-Lo siento, no tengo ninguna.
-¡¿Qué no tienes ninguna?! Bueno, pues dame suelto.
-Pues tampoco puedo, lo siento.
Tomás, que se estaba poniendo ya algo nervioso, decidió tranquilizarse y pensó que tal vez esto era una señal para que dejara de fumar. Debía seguir el camino de su amigo Isidro.
Ensimismado en sus pensamientos, le interrumpe Luismy:
-Shh, Tomás, Tomásss!! A ver si me puedes prestar unos centimillos que se me ha olvidado la cartera en mi casa- le pidió Luismy.
Tomás volvió a meterse la mano en el bolsillo y sacó una moneda de 1 euro:
-Auxi, cámbiame esta moneda de 1 euro-volvió a pedir Tomás.
-Lo siento Tomás, pero tampoco puedo cambiártela. Ni siquiera podría cambiarte una moneda de 50 céntimos, ni una de 20 céntimos, ni una de diez céntimos.
-¿Cómo va a ser posible que no tengas ni una moneda?-dijo Luismy muy asombrado.
-Yo no he dicho tal cosa-replica Auxi-De hecho tengo 2,35 euros en monedas.
Ahí permanecieron Tomás y Luismy un largo rato, intentando averiguar el dilema…

Mientras tanto en la mesa estábamos los demás.
-Si no estamos todos va a ser muy difícil decidir si cenaremos  pollo el domingo de feria, porque puede que algunos no puedan o no quieran-apuntó Manolo.
-¿Pero qué hacen estos dos en la barra tanto rato?-preguntaba Alberto mientras señalaba hacia Tomás y Luismy.
-Algún problema tienen con unas monedas…-respondió Isidro algo dudoso.
-Como creo que Tomás y Luismy tardarán un rato en averiguar el problema-exclamé al momento-os voy a proponer unas adivinanzas con palillos muy entretenidas, a ver quién las acierta antes.
Minerva empezó a mirar hacia todos lados, no le gustan las adivinanzas, pero a pesar de todo la curiosidad le pudo. Cogí unos palillos que había por allí.


-El primero es muy sencillo. Moviendo solo dos palillos, hay que conseguir que la aceituna esté dentro de la “U” del tenedor. Y por supuesto la aceituna no puede moverse.


-Y el segundo. Cambiando de sitio dos palillos, tenéis que convertir estos cinco cuadrados en cuatro, iguales todos. Usándose todos los palillos en toda su longitud, que no sobre ninguno.


Cuando todos estaban moviendo los palillos de un lado a otro intentando averiguar las soluciones, aparecen por la puerta mi hermana Natalia y mi prima Ana, con sus respectivas caras de dormidas.
-¿Qué hacéis?-preguntó Ana.
Nadie le respondía, pues estaban todos concentrados en los palillos, excepto Cristina, que más que pendiente de los palillos no le quitaba ojo a la pequeña Daniela, que no paraba de trastear todo.
-Pues nada-dijo Bárbara al fin-aquí estamos intentando resolver unos problemas con palillos…
-¡Hablando de problemas!-exclamó mi hermana-Ha llegado hoy mi padre a casa con una contrariedad, a ver si entre todos se la podemos solucionar. Tiene una plataforma de hormigón rodeada por un foso de 3 metros-se dispuso a dibujar el croquis en una servilleta.


-Para poder pasar a la plataforma de hormigón-continuó Natalia explicando- decidió encargar al carpintero dos resistentes tablones de madera con los que poder tender una pasarela. Pero, lamentablemente, el carpintero le entendió mal. Mi padre encargó dos tablones para salvar una medida de 3 metros y el carpintero pensó que los tablones debían tener una medida de 3 metros. Por lo tanto no le queda el menor margen para apoyarlos a ambos lados del foso.
-Que encargue unos nuevos-comentó Bárbara
-Como empieza ya la feria, se tendrá que apañar con los que tiene-apuntó Natalia
-Puede apañárselas-dijo una voz al fondo-es muy sencillo…

Un rato en el bar nos ha bastado para tener ejercitadas nuestras mentes durante todos los días de feria.

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